Si bien los medicamentos son la solución más común para controlar la presión arterial alta y los triglicéridos, la dieta también juega un papel fundamental.
Según Los Ángeles Times, solo el 24% de los pacientes con hipertensión la tienen controlada.
La nutricionista Vikki Petersen explica que la alimentación es clave para controlar la presión arterial: «Lo que come y no come tiene una gran influencia en su presión arterial».
Alimentos a evitar:
Sal o sodio: El principal culpable de la presión arterial alta. Reduzca su consumo de sal añadida y evite los alimentos procesados.
Azúcar: La fructosa en particular puede aumentar la presión arterial. Limite el consumo de bebidas azucaradas, dulces y productos horneados.
Embutidos: Ricos en sodio y conservantes que aumentan la inflamación. Opte por carnes magras y frescas.
Grasas saturadas y trans: Aumentan el colesterol malo y disminuyen el bueno. Reduzca el consumo de carne roja, mantequilla y alimentos procesados.
Alimentos saludables:
Frutas: Ricas en fitonutrientes que ayudan a controlar la presión arterial.
Verduras: Especialmente las de hoja verde, son fuente de potasio y magnesio.
Cereales integrales: Ricos en fibra y potasio, ayudan a controlar la presión arterial.
Frijoles, nueces y semillas: Ricos en magnesio, que ayuda a relajar los vasos sanguíneos.
Sardinas: Ricas en ácidos grasos omega-3, que ayudan a reducir la inflamación y mejorar la salud del corazón.
En resumen, una dieta saludable para controlar la presión arterial alta y los triglicéridos debe ser baja en sal, azúcar y grasas saturadas y trans, y rica en frutas, verduras, cereales integrales, frijoles, nueces, semillas y pescado azul.