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La venta de uniformes para policías no está regulada por el Estado

Conseguir los uniformes que usan policías es fácil, porque sus prendas se venden incluso al por mayor en negocios que están cerca de los propios cuarteles.

Por ejemplo: detrás del Cuartel Modelo, el más grande de la policía en Guayaquil, está la ciudadela Chemise, y ahí hay cinco locales que exhiben camisas, pantalones, chalecos, chompas, gorras, todos con logos de la institución. Según propietarios de esos negocios, las prendas se venden exclusivamente a los agentes que presentan sus credenciales.

Ellos reconocen que no saben si los criminales usan a los agentes para adquirir la indumentaria, y el estado no regula la comercialización de esa vestimenta.

En Quito hay comerciantes que tienen 50 años en ese negocio y también piden credenciales para vender las prendas: es una precaución que toman por iniciativa propia, pues no hay una ley o normativa que así lo establezca.

Sus locales están en el sector la Recoleta, en el centro de la capital, a dos cuadras del Ministerio de Defensa. Ahí hay mayor oferta de uniformes, incluso insignias y logos de las unidades especiales para estamparlas o bordarlas.

Nada permite distinguir si esos distintivos son originales o falsos. Ellos denuncian que hay vendedores informales que ofrecen esos logos de manera indiscriminada. Vestir un uniforme policial cuesta aproximadamente USD 200 y una comerciante denuncia que fue amedrentada por delincuentes que querían la indumentaria.

En enero de 2023, la Comandancia General de la Policía anunció que implementarían nuevos uniformes con chips y códigos QR para que los ciudadanos puedan distinguir a los agentes reales y falsos, pero hasta ahora, no se concreta.

El Ministerio del Interior asegura que este año priorizaron otras dotaciones y las prendas serán consideradas para el próximo año.

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