El incremento de costos en las planillas de luz en viviendas vacías y sin consumo de energía, reaparece como un fantasma que ya levantó miles de queja en 2020. En dicho año, esta alteración en los precios se debió al confinamiento por la COVID, que no permitía realizar lecturas presenciales de los medidores de las casas, por lo que se hacían estimaciones de los valores a cobrar.
Pero ahora sin aislamiento ya no cabe esa excusa. Luego de que la comunicadora Dayanna Monroy publicó en sus redes sociales que lleva tres meses sin habitar su vivienda de Guayaquil, y que pese a ello CNEL le emitió una factura a pagar de un consumo de energía de $279, decenas de afectados han levantado su voz.
“Me pasa igual. Soy una señora de 70 años que de lunes a viernes paso con mis hijos y el fin de semana voy a mi casa y tengo que pagar facturas de más de $ 200. No tiene sentido”, reclamó también la guayaquileña Alejandra Mayorga.
Pero estos casos no son los únicosm hay familias que aseguran que CNEL ha duplicado y hasta triplicado su valor a pagar, pese a no haber cambiado su rutina de consumo.
CNEL recuerda que las planillas también conllevan rubros fijos y distintos al consumo, como alumbrado público, comercialización, impuesto al bombero, entre otros.
Además señala que la facturación de la energía eléctrica es realizada en referencia al consumo de kilowatios registrados en el medidor, “y este puede darse por electrodomésticos conectados y encendidos innecesariamente”.
No obstante, diversos usuarios aseguran que han desocupado sus casas, desconectado todos los aparatos eléctricos y han dejado de consumir energía por completo, pero aun así reciben un incremento en sus planillas.
