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En Moscú, Rusia, el número de fallecidos ascienden a 133 tras el atentado terrorista cometido el viernes 22 de marzo por miembros del Estado Islámico que dispararon e incendiaron a las personas que se encontraban en la sala de conciertos Crocus City Hall.
El Comité de Investigación de Rusia ha indicado que los servicios de emergencia continúan extrayendo cuerpos entre los escombros del recinto, que además fue incendiado por los atacantes.
Además, se conoció que muchas personas fallecieron debido a las heridas de bala provocadas por los responsables del ataque y a la asfixia por el incendio de la sala durante el atentado, que terminó por colapsar parte del techo y aplastar a las víctimas, 20 de las cuales han sido encontradas durante las últimas horas bajo los restos.
Según un nuevo balance del Ministerio de Salud de Rusia ha indicado que son alrededor de 100 heridos, entre ellos 13 personas en estado crítico y 25 en estado grave. Al menos 40 ciudadanos han tenido que ser operados de urgencia.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad seguirán a lo largo de este sábado, ya extintas las llamas, «con la inspección del recinto y la incautación de pruebas materiales» y el estudio de las grabaciones de las cámaras de circuito cerrado de televisión que captaron el tiroteo.
La agencia ha confirmado que los atacantes emplearon durante el atentado «un líquido inflamable para incendiar el local de la sala de conciertos» mientras disparaban a los espectadores con armas automáticas que «han sido descubiertas e incautadas por los investigadores». Las llamas acabaron provocando el desplome de parte del techo del recinto.
El Servicio de Seguridad Federal de Rusia ha anunciado este sábado, 23 de marzo, la detención de 11 personas presuntamente vinculadas al atentado entre ellas cuatro supuestos responsables directos del ataque.
