La tarde del jueves, mientras esperaban el retiro de los cuerpos, familiares recordaron a las víctimas.

Mario Joel era padre de dos niñas. Una familiar dijo que había llegado el miércoles de Guayaquil, donde estaba trabajando.

Édison Joao vivía en la parroquia San Camilo con su abuela. Ella indicó que, el martes, él se despidió con un beso y un abrazo antes de irse de viaje a Guayaquil. Y a Delberth Eliud se le había muerto su padre hace dos meses.

Los allegados de los fallecidos sobre lo ocurrido indicaron dejárselo todo a Dios ante el temor y miedo a represalias.