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Este 7 de mayo comenzó uno de los eventos más solemnes y reservados de la Iglesia Católica: el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco. Aunque existen 252 cardenales provenientes de 97 países, solo 133 ingresaron en calidad de electores a la Capilla Sixtina. La razón: el derecho al voto está reservado exclusivamente a los cardenales menores de 80 años, tal como establece la normativa canónica vigente.
La norma fue definida en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II y confirmada por sus sucesores. El objetivo es garantizar que quienes elijan al nuevo pontífice estén plenamente activos y en condiciones físicas y mentales para asumir la responsabilidad de votar.
Los cardenales mayores de 80 años, aunque conservan su título y pueden participar en las ceremonias previas, no ingresan al cónclave ni emiten sufragio. De hecho, su papel se limita a compartir su visión y experiencia durante las reuniones previas, conocidas como congregaciones generales, donde se delibera sobre el perfil deseado para el próximo Papa.
Uno de los cardenales que ha tenido un rol activo en estos encuentros es el peruano Pedro Barreto. En declaraciones recogidas por América TV y reproducidas por Infobae, Barreto explicó que en las 12 reuniones previas se discutieron temas clave sobre el futuro de la Iglesia. “El próximo papa debe continuar el proceso de reforma que inició Francisco”, afirmó.
En estas sesiones, incluso participaron figuras controvertidas como el cardenal Juan Luis Cipriani, exarzobispo de Lima, quien no puede votar por superar los 80 años y que además enfrenta sanciones impuestas por el mismo papa Francisco. Su presencia fue duramente criticada, especialmente tras conocerse su participación en las reuniones previas y su aparición con vestimenta cardenalicia, a pesar de que se le había prohibido portarla tras una denuncia por abuso.
El proceso de elección, que se realiza bajo estricto secreto en la Capilla Sixtina, continuará hasta que uno de los 133 cardenales electores alcance al menos 89 votos (dos tercios del total). Mientras tanto, el mundo observa en silencio, esperando el momento en que el humo blanco anuncie: Habemus Papam.
