22 días de incendio forestal en el parque nacional El Cajas, en Azuay, acabaron con al menos 11 mil hectáreas de uno de los ecosistemas más biodiversos de los Andes ecuatorianos.
Una capa oscura cubre lo que antes fueron 600 especies de arbustos, pajonales y humedales, zonas esenciales para la recarga hídrica del Austro.
En los sectores América y Jeréz, en Chaucha, había un “bosque montano” con árboles de hasta 700 años, como arrayanes, guabisay, ducos, pumamaquis y sarares que jugaban un papel crucial en la captura de agua mediante sus hojas y raíces.
En alcanzar su pleno desarrollo. Francisco Sánchez, biólogo de ETAPA.
“Este daño causado por el fuego deteriora el suelo, y en términos hidrológicos se traduce en perdida y captación de agua”.
En los sectores Quitahuayco, en Molleturo, y Llaviuco, en Sayausí, se quemaron plantas pioneras, como hierbas y pajas, encargadas de fijar nitrógeno, fósforo y microelementos en los suelos, ahora completamente calcinados y en carbón.
Desde estos ecosistemas se capturaba entre el 30% y 45% del agua que alimentaba los ríos Tomebamba y Yanuncay.
La fauna también sufrió graves consecuencias, aunque aún no se tiene una cifra exacta, el Municipio habla cientos de animales muertos, incluyendo aves, insectos y mamíferos dispersadores de semillas.
Sin embargo, algunos animales fueron rescatados, como dos puercoespines y un ratón de campo, que ahora reciben atención veterinaria. Victoria Arbeláez, fundación Amaru, indicó:
“Vamos a hacer una reinserción, los dos cuerpo espines vienen de Llaviuco, el ratoncito viene de Jeréz, así que la idea sería regresarlos a la naturaleza porque son animales silvestres”.
La magnitud de la destrucción se continúa evaluando con drones del Municipio de Cuenca que registran el paso de las llamas.