Según el Gobierno de Nigeria, 113 personas fueron asesinadas desde el sábado 23 hasta el lunes 25 de diciembre en distintos ataques perpetrados por hombres armados en unas 20 comunidades del estado de Plateau, en el centro del país africano. Sin embargo, de acuerdo a medios locales, la cifra de muertos supera los 150. Además, hay unos 300 heridos.
Aunque en un principio las autoridades locales indicaron que un hecho violento había tenido lugar el sábado en el pueblo de Mushu, en el territorio de Bokkos, luego se confirmó que otras localidades también fueron azotadas por la violencia.
«Los ataques estuvieron bien coordinados. No menos de 20 comunidades diferentes fueron atacadas por los bandidos», declaró a los periodistas el presidente del Comité de Transición del área de gobierno local de Bokkos, Monday Kassah.
El presidente de Nigeria, Bola Ahmed Tinubu, condenó este martes 26 de diciembre los ataques.
«Condeno enérgicamente los atroces y brutales ataques perpetrados en las zonas de Bokkos y Barkin-Ladi en el estado de Plateau, que trágicamente han provocado la pérdida de muchas vidas», afirmó Tinubu en la red social X.
«He ordenado a nuestras agencias de seguridad que intervengan de inmediato, registren cada parte de la zona y detengan a los culpables de estas atrocidades», subrayó.
El mandatario también ordenó «la movilización inmediata de recursos de socorro para las víctimas supervivientes de estos ataques primitivos y crueles», así como la garantía de que se proporcione «tratamiento médico a los heridos».
La ONG pro derechos humanos Amnistía Internacional (AI) afirmó hoy en la red social X que el número de muertos por la masacre de Plateau aumentó a «más de 140 a medida que los equipos de búsqueda encuentran más cadáveres de quienes intentaron escapar de los ataques».
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Plateau se encuentra en la línea divisoria entre el norte mayoritariamente musulmán de Nigeria y el sur mayoritariamente cristiano, y durante años ha soportado tensiones étnicas y religiosas.
Un líder comunitario aseguró al diario local The Nation, bajo condición de anonimato, que los lugareños sospechan que los pistoleros son pastores, que invadieron las comunidades y abrieron fuego a discreción.
En el estado de Plateau son habituales los enfrentamientos entre comunidades de campesinos, mayoritariamente cristianas, y pastores del pueblo fulani, principalmente musulmanes, por diferencias sobre el uso de la tierra y los escasos recursos naturales disponibles.
Además, algunos estados nigerianos -sobre todo del centro y noroeste del país- sufren ataques incesantes por parte de «bandidos», un término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen asaltos y secuestros masivos para lograr cuantiosos rescates y a los que las autoridades suelen tildar de «terroristas».