A pocas horas de que termine 2024, en Tulcán, la capital del ciclismo, más de 200 aficionados a este deporte despidieron el año anticipadamente con una rodada nocturna en bicicleta, que tiene varias particularidades que la vuelven interesante y atractiva tanto para participantes como para espectadores.
En esta ocasión hubo una participación masiva de mujeres que demandaron a los conductores respetar los 1,5 metros de distancia en las carreteras y arterias urbanas para evitar el incremento de los accidentes que han terminado con la vida de reconocidos deportistas o familiares.
Centenares de personas se tomaron las calles a lo largo del recorrido, que partió del sur y llegó hasta el norte de esta urbe fronteriza, sobre unos 10 km, para admirar a los ciclistas aficionados, aplaudirlos y darles aliento, más aún cuando el trazado tuvo duros repechos y significativos descensos.
Este es un circuito en el que la velocidad o los tiempos son ignorados, priman los elementos y luces incorporadas a los denominados caballitos de acero (bicicletas), como eran conocidos estos pequeños vehículos en las décadas pasadas.
Los protagonistas fueron los aficionados que se inscribieron en este evento, nacido hace un año, que en esta edición incorporó, además de las bicicletas acicaladas e iluminadas con luces de colores, el uso de disfraces y alegorías.
Jorge Rosero, quien fue parte de esta actividad, explicó que deben adaptarles pilas recargables, baterías o dínamos a las bicis para contar con energía e iluminarlas.
Su colectivo planificó la participación con un mes de anticipación, allí determinaron además los disfraces con los que buscaron llevarse uno de los premios.
Entre los personajes e instituciones que fueron emulados sobresalieron Popeye el Marino, payasos, diablos, la Muerte, Barcelona, Emelec, el Grinch navideño, brujas, entre otros, que divirtieron a la gente durante el paso del enjambre de pedalistas disfrazados.
El recorrido es lento para que la gente vea al colorido grupo de ciclistas, que no están preocupados por llegar primeros o segundos como sucede en una competencia normal, indicó Germán Montalvo, presidente de la Asociación de Ciclismo de Carchi.
Se movilizan de forma ordenada haciendo algunas bromas y saludando a la ciudadanía, ocupando todo el ancho de vía sobre las tres cuadras que fueron llenadas por los inscritos.
Guillermo Erazo, directivo del Centro Cultural Comuneros, informó que se entregarán en febrero de 2025 $ 4.000 a los triunfadores en las categorías individual, parejas y grupos.
Indicó que el evento estuvo coordinado además por la Asociación de Ciclismo y contó con el auspicio de la Prefectura de Carchi y la cooperativa San Gabriel.
En esta ciudad fronteriza, que cuenta con aproximadamente 90.000 habitantes, se estima que hay más de 35.000 bicicletas de diversos modelos, estilos e incluso clásicas.
En viviendas particulares o restaurantes existen pequeños lugares de exhibición de bicicletas, camisetas, gorras, cascos, medallas y trofeos, que ambientan estos locales y recuerdan a los viajeros que están en el epicentro del pedalismo.
El más visitado es La Casa de Richie, de los padres de Richard Carapaz, en Playa Alta, parroquia El Carmelo, a unos 15 km de Tulcán, donde están el vestuario, las medallas, los trofeos y los reconocimientos obtenidos por el ciclista World Tour en sus inicios y en las grandes vueltas de Europa. Los visitantes pueden disfrutar de la gastronomía local.
Jaime Pozo, una de las glorias del ciclismo ecuatoriano, sostuvo que los carchenses llevan el ciclismo en la sangre y que entre los regalos de Navidad en esta provincia siempre estará presente una bicicleta.
Su hermano Hipólito, ganador de varias vueltas al Ecuador, con su humor inconfundible añadió que los tulcaneños nacen con una bicicleta en el brazo.