El colombiano Nelson Enrique Bautista Reatiga, alias ‘Poporro’, fue capturado por las autoridades mexicanas en Cancún, quien es el principal coordinador del tráfico de migrantes desde varios países de Latinoamérica, incluyendo Ecuador, hacia Estados Unidos.
Según el director de la Policía colombiana, William René Salamanca, aseguró este martes 16 de enero que ‘Poporro’ es «socio de los carteles Jalisco Nueva Generación y Tijuana, así como «dinamizador» del microtráfico en el departamento de Santander.
De acuerdo con la información policial, el hombre fue detenido la madrugada del domingo «en un exclusivo apartamento de la paradisiaca ciudad mexicana de Cancún» y con ello «terminaron 18 años de actividad criminal de uno de los delincuentes más buscados por Colombia».
¿Quién era alias Poporro?
Alias ‘Poporro’ comenzó a delinquir en 2006 en un grupo armado organizado, pero luego decidió crear su propia banda, denominada ‘Los del Sur’, que se dedicaba a microtráfico, extorsión y sicariato en el noreste de Colombia.
Luego entró al negocio del narcotráfico como proveedor y socio de los carteles de Jalisco Nueva Generación y Tijuana.
En 2020 huyó a México «tras una guerra a muerte con alias ‘Pichi’ por el control territorial del tráfico de estupefacientes en (los departamentos de) Santander y Norte de Santander que dejó más de 30 muertos».
Se estableció en Cancún, desde donde lideraba una red internacional de tráfico de migrantes que llegaban a Colombia provenientes de Ecuador, Venezuela, Perú, Chile, y Panamá.
«Los contactaba a través de una docena de cuentas de WhatsApp, a nombre de ‘Don Antonio’, desde donde les ofrecía trasladarlos hasta la frontera con Estados Unidos por precios que oscilaban entre los USD 5.000 y USD 8.000», agregó el oficial.
Los migrantes viajaban desde Bogotá a Cancún, desde donde eran llevados a los estados de Quintana Roo y Yucatán en camiones, autobuses y carros de servicio público en condiciones que «eran tan extremas que, durante el viaje, el cual duraba entre dos y tres días, tenían que soportar el hacinamiento» a temperaturas muy altas en el día y muy bajas en la noche.
Una vez llegaban a los pueblos de Quintana Roo y Yucatán, permanecían allí entre tres y cuatro días, hasta completar un cupo limitado para continuar el viaje hacia Tijuana, en la frontera con EE.UU.
Allí «eran distribuidos a zonas rurales, en viviendas adecuadas para albergar a grupos de 20 a 30 personas, donde las preparaban para el último tramo del viaje, a pie, en pleno desierto».
Estos migrantes también eran obligados «a transportar paquetes de cuatro a 20 kilos de cocaína o a ingerir entre 20 y 80 cápsulas del alcaloide» hacia Estados Unidos.
«Una vez lograban cruzar la frontera, los delincuentes obligaban a los migrantes a grabar un video de agradecimiento a ‘Don Antonio’, como estrategia publicitaria para difundir en las redes sociales», detalló Salamanca.