Más inesperado aún, la transformación de este hombre habituado a los focos, secretario general de la UEFA entre 2009 y 2016 después de haber subido los distintos escalones del organismo, y que se defendió con vehemencia de las criticas por el Mundial en Catar, país que no respeta los derechos fundamentales, hablando de su infancia, cuando se sintió “discriminado” por ser un pequeño italiano en Suiza.
Pero con Blatter hundido por los escándalos de la FIFA y luego Platini en desgracia por un pago de justificación incierta, el ‘eterno número 2′ pasó a lo más alto, siendo elegido presidente de la FIFA en segunda ronda en 2016 entre cinco candidatos. En 2019 fue reelegido, sin rival, como ocurrió de nuevo este jueves.
Como herencia dejará a su favor el limitar la presidencia a tres mandatos, una reforma del sistema de traspasos, la implantación de una baja maternal para las futbolistas, así como un gran incremento de los ingresos de la institución, que después redistribuye solidariamente entre las 211 federaciones nacionales.