Ecuador

Un estudio revela que uno de cada 10 niños forma parte de una banda delictiva en Ecuador

El estudio sobre la vinculación de los menores a bandas criminales fue realizado por el Observatorio Ecuatoriano para el Crimen Organizado, la Fundación Panamericana para el Desarrollo y tuvo apoyo de la Embajada de Estados Unidos.

Encuestó a 2 948 niños y adolescentes de Manta, Portoviejo, Machala, Babahoyo, Quevedo, Esmeraldas, Santa Elena, Guayaquil y Durán, ciudades que concentran mayores índices de violencia.

Uno de cada 10 niños aceptó ser parte de una banda criminal. Y la mitad de los encuestados dijo que hay bandas organizadas en el sector donde viven o estudian.

Motivaciones para ingresar a una banda

En Esmeraldas, 41 % dijo tener relación cercana con miembros de bandas. Le siguen Guayaquil con 33 %; Quevedo con 32 % y Babahoyo con 29 %.

El principal factor que facilita el acercamiento a grupos criminales es la invitación de un amigo, seguido por información en redes sociales. Un 27 % dice que lo hizo porque le llamó la atención el líder criminal y un 13 % que fue coaccionado por amenazas.

Según el estudio, las principales motivaciones de los menores para vincularse es el sentido de pertenencia, admiración a los grupos criminales, búsqueda de respeto y aceptación y por una necesidad de abandonar su hogar donde viven violencia.

El crimen aprovecha el abandono de la educación

El estudio recoge 23 testimonios de niños que viven en barrios con presencia de bandas. Ellos señalan que hay fronteras invisibles que han puesto las organizaciones que inciden en su comportamiento. Viven con miedo de relacionarse con personas de otros barrios.

“Tengo solo una amiga que es del barrio Mucho Lote. Allí son Águilas, si yo voy me pueden hacer algo. Soy del barrio Socio Vivienda», recoge un testimonio.

El estudio dice que las organizaciones criminales han ocupado los espacios abandonados por el sistema educativo. Y que la participación de niños y adolescentes responde a trayectorias marcadas por la pobreza, violencia intrafamiliar y falta de referentes positivos y la normalización de lo ilegal. Advierte que hay cerca de 250 000 niños y adolescentes excluidos del sistema educativo formal y la mitad no tiene interés de regresar.

Finalmente, alerta sobre el aumento de asesinatos a menores que están dentro de este proceso de violencia entre bandas.

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