A esta hora bien vale traer a esta columna un momento histórico del fútbol nacional. Ocurrió en 1986, cuando se jugaba el torneo Sudamericano Sub-16 y Ecuador consiguió un cupo para el mundial que debía jugarse en Canadá, en 1987. La FEF era presidida en ese tiempo por Carlos Coello Martínez, el dirigente de mayor trayectoria en nuestra historia a nivel dirigencial. Coello encargó el manejo de la Tricolor a Moacyr Pinto.

Formaron en esa Selección, en el juego de la clasificación, Helmuth Moeller; Enrique Muñoz, Raúl Pavito Noriega, Orlando Nazareno, Lucitano Castro; Segundo Mina, Óscar Carchi, Jorge Aguilar; Rafael Mejía, Alcides Solís y Luis Patiño (Julio García). Completaron el plantel Nelson Toral, Tito Bravo, Jackson Cevallos, Enrique Pizarro, Víctor Ramos, José Morán, Edwin Ramírez, Ansor Filián y May Gutiérrez. El cuerpo técnico era este: el médico Mario León Haro, el kinesiólogo Miguel Cepeda, el preparador físico Edilberto Beto Ruiz, el asistente Juan Triviño, el utilero Francisco Alvear. A todos los comandaba el DT brasileño Moacyr Pinto –campeón del mundo como jugador en Suecia 1958–, llamado desde Filancard, filial del club Filanbanco, para comandar a Ecuador en Lima 1986.

Fueron muchas las anécdotas que Moacyr compartió con nuestro Diario sobre el memorable torneo que nos dio el primer boleto a una Copa del Mundo. Ecuador fue líder del grupo B del Sudamericano y clasificó al cuadrangular final. “El segundo día en la ciudadela deportiva hubo una reunión de los cuerpos técnicos de todos los equipos de Conmebol para compartir opiniones. A los acreditados de Ecuador nunca nos llamaron. Cuando preguntamos, nos dijeron: ‘Profesor, su equipo es muy chiquito; ustedes no van a llegar a ningún lado’. Luego jugamos contra Brasil y empatamos; enfrentamos a Perú y ganamos (1-0). Y ahí empezó el asunto. Los mismos periodistas que nos decían que éramos muy chiquitos querían hablar conmigo, y yo les dije que ya todo lo habían visto en el estadio, que no tenía que explicar más nada. Cambió todo. Ecuador pasó de ser ‘chiquito’ a ser un equipo ‘grandote’”, narró Moacyr.

‘Ecuador clasificó por primera vez a un Mundial de Fútbol’ fue el titular en este Diario el lunes 20 de octubre de 1986, tras el empate con Bolivia. En ese partido, la Selección adelantó a 2-0 y estaba cerca de quedarse con el campeonato, pero el Diablo Etcheverry, el mejor jugador del certamen, firmó la igualdad con doblete.

El martes 21 de octubre, familiares, altos directivos e hinchas se apersonaron en el aeropuerto Simón Bolívar de Guayaquil (hoy José Joaquín de Olmedo) para recibir y felicitar “al representativo ecuatoriano que escribió un capítulo importante en el balompié prejuvenil al clasificar un Mundial”, publicó EL UNIVERSO.

Una caravana condujo a los héroes a la antigua sede de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, donde los jugadores, representados por el capitán Raúl Noriega Escobar, fue premiado con 100 dólares por la dirigencia de Carlos Coello Martínez. El zaguero central de Barcelona entregó para el recuerdo a la FEF el trofeo recibido en la justa de Lima. “Hemos conseguido algo que nos hará recordar toda la vida”, declaró entonces el Pavito.

En 1987, en el Mundial de la FIFA de Canadá, la Selección fue conducida por otro entrenador nacional: Eduardo Macías. El Campeonato Sudamericano Sub-16 pasó a tener categoría sub-17 (límite de edad) a partir de la edición de Paraguay 1991.