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Este sábado 5 de abril se cumple un año del violento ingreso de las fuerzas del orden ecuatorianas a la Embajada de México en Quito, donde capturaron al exvicepresidente Jorge Glas Espinel, quien se refugiaba en esa sede diplomática a la espera de un salvoconducto para viajar a ese país.
Las imágenes de aquella noche dieron la vuelta al mundo: al menos una docena de uniformados sacaron por la fuerza al exsegundo mandatario de una habitación. El jefe de la misión diplomática, Roberto Canseco, trató de impedir el operativo, pero fue apuntado con un arma y luego neutralizado por agentes que lo apartaron del vehículo en el que se llevaron a Glas.
El hecho provocó la ruptura inmediata de las relaciones diplomáticas entre Ecuador y México, una crisis que persiste hasta hoy. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha condicionado una eventual reanudación del diálogo a un cambio político en el país andino. “Ojalá en Ecuador pronto griten presidenta con a y se puedan restablecer pronto las relaciones”, dijo el pasado 10 de febrero, en clara referencia a la candidata correísta Luisa González, quien disputa la segunda vuelta presidencial contra Daniel Noboa.
La cercanía de Sheinbaum con el correísmo no es nueva. El 26 de septiembre de 2023, se reunió con González en la capital mexicana. Aquel día, la entonces candidata destacó en redes sociales los logros de Sheinbaum como jefa de Gobierno de Ciudad de México, resaltando una reducción significativa en delitos, homicidios y feminicidios, así como avances en educación.
Mientras tanto, Jorge Glas permanece recluido en la cárcel La Roca, en Guayaquil, y el conflicto diplomático continúa siendo una herida abierta entre ambos países.
