«Ecuador volverá a la normalidad en diciembre, sin apagones, y, sino, me pego un tiro, como diría un expresidente en Bélgica», se escuchó decir supuestamente al presidente Daniel Noboa en un video que circuló por redes sociales el 27 de noviembre. Era un clip falso, manipulado, aunque a primera vista aparentaba normalidad.
Estos tipos de contenido tienen nombre y se llaman deepfakes o ultrafalsos y crean desinformación. «Son archivos de vídeo, imagen o voz manipulados mediante un software de Inteligencia Artificial de modo que parezcan originales, auténticos y reales», explica el portal LISA Institute.
Como se señala, los deepfakes no solo son manipulaciones en video, sino también en voz. Imitan a la perfección la vocalización de una persona, en especial de las figuras públicas, pues es más fácil encontrar su voz en Internet para recrearla en otro contexto.
Las deepfakes se multiplican en contextos electorales, como fue el caso de Estados Unidos. En enero de 2024, a vísperas de las elecciones primarias en New Hampshire, los habitantes del estado de Nueva Inglaterra recibieron una llamada automatizada en la que escuchaban cómo Joe Biden les instaba a no votar hasta noviembre.
«Es importante que reserves tu voto para las elecciones de noviembre. Necesitaremos tu ayuda para elegir a los demócratas de arriba abajo. Votar este martes solo apoya a los republicanos en su intento de volver a elegir a Donald Trump. Tu voto marca la diferencia en noviembre, no este martes», se escuchaba en la llamada.
Obviamente, no era Jode Biden quien hablaba, pero la voz al teléfono era idéntica. Por supuesto, el objetivo era perjudicarlo.
¿Cómo influyen las deepfakes en las elecciones?
«Estos contenidos influyen en las decisiones. En este caso estamos hablando de una decisión electoral. Alguien puede afectar su voto, su decisión, su respaldo o no respaldo a alguien solo porque vio una desinformación», refirió Tamoa Calzadilla, editora en jefe de Factchequeado, en una entrevista con CNN.
«El uso engañoso de la IA supone una amenaza, más aún en el contexto de los procesos electorales, ya que en víspera de elecciones suele haber poco margen para contrastar información engañosa», señala el experto Carlos Luca de Tena.
¿Cómo pueden los ciudadanos enfrentar la desinformación?
Alejandro Martín del Campo Huerta, Director de la Iniciativa de Humanidades Digitales en el Tecnológico de Monterrey, propone cuatro preguntas que un usuario debe hacerse cuando esté frente a contenido que sugiere ser falso.
- 1) ¿Hay algún autor que esté avalando ese contenido?
- 2) ¿Hay alguna foto del evento o información que indique cómo se obtuvo esa imagen?
- 3) ¿La información tiene vigencia?
- 4) ¿Qué medio está impulsando el contenido que se está recibiendo?
«Esas cuatro cosas deben detenernos un segundo antes de darle ‘compartir’. La quinta es si apela a tus emociones. Si la información te hace sentir algo, detente, porque lo más seguro es que le estén hablando a tu parte más emocional», recomendó el experto en una entrevista con el portal Wired.
«Chequea si esa emoción que te produce es fuerte, si es algo difícil de creer o te hace muy feliz. Y acostumbrémonos a hacer preguntas» sobre su origen, sugiere Calzadilla.