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El cáncer de pulmón metastásico se produce cuando las células cancerosas del pulmón se diseminan a otras partes del cuerpo, como los huesos, el hígado, las glándulas suprarrenales o el cerebro. Fumar, exponerse al humo de segunda mano y a otros agentes cancerígenos son las principales causas del cáncer de pulmón. Cuando el cáncer no se trata a tiempo, las células tumorales pueden extenderse a otros órganos.
Los síntomas del cáncer de pulmón metastásico incluyen:
Síntomas generales del cáncer de pulmón: tos con sangre, infecciones pulmonares, dolor en el pecho o la espalda, dificultad para respirar.
Síntomas por metástasis: ictericia (coloración amarillenta de la piel), hinchazón abdominal, pérdida de peso, dolor abdominal, náuseas, vómitos, dolor de espalda, debilidad, fatiga, fiebre, confusión, mareos, cambios visuales, problemas de equilibrio, dolores de cabeza, convulsiones, dolor, fracturas, compresión de la médula espinal.
El tratamiento del cáncer de pulmón metastásico se centra en mejorar la calidad de vida del paciente y prolongar su supervivencia. Las opciones de tratamiento incluyen:
Cuidados paliativos: para aliviar los síntomas.
Terapia farmacológica dirigida: ataca las células cancerosas específicas.
Quimioterapia: destruye las células cancerosas.
Radioterapia: utiliza rayos X para destruir las células cancerosas.
Cirugía: en algunos casos, puede ser una opción.
Inmunoterapia: ayuda al sistema inmunológico a combatir el cáncer.
El pronóstico del cáncer de pulmón metastásico depende de varios factores, como la ubicación de la metástasis, la salud general del paciente y el tipo de tratamiento que reciba.
Es importante recordar que cada caso es diferente y un médico especialista puede brindar la información más precisa y actualizada sobre el cáncer de pulmón metastásico.
