El narcotráfico; delitos contra la vida, como asesinatos y sicariatos; la delincuencia organizada; la violencia intrafamiliar y de género y su expresión más extrema: los femicidios; el sistema carcelario actual, caracterizado por el recrudecimiento de la violencia, y los asaltos y robos son parte de los problemas diarios que afectan seriamente la seguridad en Ecuador y a su población. Se suma la corrupción y la impunidad en muchos casos, que da pie al aumento de ilícitos.
En las calles, familiares de víctimas reclaman justicia y afectados piden más acciones y un cambio para vivir “con más tranquilidad”, con la tan anhelada “seguridad ciudadana”. Las cifras oficiales también evidencian el alza delictiva: 1.371 crímenes intencionales en Ecuador en el 2020, 183 más que en el 2019. Y entre enero de este año y ayer ya se contabilizaban unas 830 muertes violentas, según policías.
Más droga incautada, 128,41 toneladas en 2020, que representan 46,21 toneladas adicionales a las de 2019. Y en este 2021, hasta el 25 de mayo, iban 59,55 toneladas decomisadas.
Y un incremento de casos en los seis tipos de robos más denunciados en Ecuador en este 2021 (como se muestra en los gráficos) son sola una muestra de la inseguridad. Y aquellos problemas requieren una pronta e integral atención, coinciden expertos consultados por este Diario.
El día de su posesión, el 24 de mayo, el presidente Guillermo Lasso ofreció trabajar desde esa noche para “defender la seguridad de los ciudadanos”. Y adelantó que se necesitaría ayuda del exterior.
Para Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), hay dos temas prioritarios que deben ser tratados: el crimen organizado y los femicidios.
En el informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos del 2020, que fue presentado en este 2021, se dice que Ecuador es un país importante para el tránsito de las drogas, aunque no es una nación productora relevante.