La noche de este lunes 9 de junio, cuando Machala comenzaba a apagarse, fue asesinada Olga Emerita Sandoval Cango, de profesión contadora, se presume que la sacaron de su casa para matarla.
El reloj marcaba las 19:25 cuando la tragedia irrumpió en el barrio 24 de Septiembre, al noreste de Machala. Olga se encontraba en su hogar, anexo a su pequeño negocio.
Según la versión del coronel Luis Suárez, jefe del distrito policial de Machala, alguien llamó a su puerta. La hicieron salir. Y al dar unos pasos fuera, le dispararon. A quemarropa. Sin darle tiempo de correr ni de entender.
Los vecinos, acostumbrados ya a los estruendos, no tardaron en salir de sus casas. Algunos gritaron. Otros se refugiaron tras las ventanas. Todos escucharon los disparos.
Los primeros en llegar fueron los uniformados de la Policía Nacional. Después, Criminalística. Confirmaron lo que todos temían: Olga ya no tenía signos vitales.
Su cuerpo quedó tendido frente al local, bajo la tenue luz de un poste que, por momentos, parpadeaba como si dudara seguir iluminando la escena.
Mientras levantaban los indicios —casquillos, huellas, fragmentos de una historia inconclusa—, el coronel Suárez habló con la prensa. Dijo que Olga era una mujer profesional, sin vínculos aparentes con bandas criminales.