El interior de un motel ubicado en Cúcuta, ciudad de los Andes de Colombia, era el escenario de fiestas sexuales clandestinas y de muertes. Hasta que el domingo 19 de febrero de 2023 hubo un asesinato.
Las autoridades han descrito como un lugar donde ocurría todo tipo de actos desproporcionados y “de alto riesgo”.
En grupos privados de redes sociales y chats, los anfitriones del evento citaban a los interesados. No importaba la esfera social, profesión o estrato, era una fiesta reservada para quienes gustan de las rumbas. En estos encuentros sobraba el alcohol, las drogas y las trabajadoras sexuales.
Aquel domingo, luego del asesinato se puso en evidencia la clandestinidad de estas reuniones. La Policía al llegar al lugar encontró el cuerpo de un hombre con seis impactos de bala.
El coronel Carlos García, comandante de la Policía en Cúcuta, le dijo a EL TIEMPO que durante la fiesta sexual el ambiente se enrareció por una fuerte discusión entre uno de los anfitriones y uno de los asistentes. Entre gritos e improperios, el invitado sacó un arma y mató al hombre a sangre fría.
Luego del crimen, todos los asistentes prendieron sus vehículos, muchos de ellos de alta gama, y huyeron del lugar.