Un nuevo bochorno tuvo lugar en el estadio George Capwell. El martes 11 de febrero se debía vivir una fiesta del fútbol en la Explosión Azul, la noche de presentación de Emelec, pero todo terminó mal.
A los 57 minutos, el partido, que estaba 1-0 a favor de Barcelona gracias a un gol de Octavio Rivero, tuvo que ser suspendido por incidentes violentos y la vergonzosa actuación de la hinchada ‘eléctrica’.
Varios objetos fueron lanzados a la cancha, entre ellos, un fuego pirotécnico que explotó en media cancha. Este impacto afectó al arquero José David Contreras, quien se tiró al piso y acusó un dolor en su oído.
Inmediatamente, Dixon Arroyo, quien llevaba la banda de capitán de Barcelona SC, ordenó a sus compañeros que dejen de jugar y abandonen la cancha. Los futbolistas esperaron hasta que se abra un inflable de protección para salir del campo.
El cotejo fue suspendido por la Policía Nacional por inseguridad. Se solicitó al público que deje el estadio y el encuentro no fue reanudado.
Es un nuevo episodio de violencia en el estadio de Emelec. El año pasado, en el Clásico disputado el 28 de abril, el equipo ‘eléctrico’ recibió una multa de más de USD 80.000 porque los aficionados lanzaron objetos, encendieron fuegos pirotécnicos y bengalas, detonaron petardos y se enfrentaron entre distintas barras.