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En el marco del 17 de diciembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las Trabajadoras del Sexo, las organizaciones PLAPERTS, Colectivo Flor de Azalea y Boquita Pintada realizaron en la ciudad de Machala una jornada de memoria, denuncia y resistencia.
La actividad inició con la simbólica “caminata de los tacones”, seguida del encendido de luces rojas en el edificio de la sede del colectivo, espacio donde se brinda acompañamiento y asistencia a trabajadoras sexuales víctimas de violencia, abuso y asesinato, hechos que en muchos casos permanecen en la impunidad.
Durante el acto, las organizaciones recordaron que en Ecuador las trabajadoras sexuales continúan enfrentando violencia estructural, que se expresa en agresiones físicas, psicológicas y sexuales, así como en violencia institucional, estigmatización y discriminación. Estas prácticas limitan el acceso a la justicia, a los servicios de salud, a la protección social y al ejercicio pleno de sus derechos humanos.
En Machala, señalaron que muchas compañeras no denuncian los hechos de violencia por miedo a represalias, a la criminalización o a no ser escuchadas por las autoridades, una realidad que evidencia la urgente necesidad de políticas públicas de protección, en lugar de acciones punitivas.
Karina Bravo, coordinadora del colectivo PLAPERTS, enfatizó que “la violencia contra las trabajadoras del sexo no es un problema moral, sino un problema de derechos humanos que debe ser atendido por el Estado ecuatoriano en todos sus niveles”.
Al cierre de la jornada, las organizaciones participantes exigieron:
• El fin de la violencia institucional y policial contra las trabajadoras sexuales.
• Garantías de seguridad y acceso efectivo a la justicia.
• Acceso digno y sin discriminación a los servicios de salud y protección social.
• Políticas públicas construidas con la participación directa de las trabajadoras sexuales.
• Un tratamiento responsable, ético y respetuoso por parte de los medios de comunicación.
La conmemoración reafirmó el llamado a la sociedad y al Estado a reconocer la dignidad y los derechos de las trabajadoras sexuales, y a no guardar silencio frente a la violencia que las afecta.
