Las operaciones de rescate de los desaparecidos en las inundaciones en la región española de Valencia están centradas este lunes en aparcamientos y subterráneos, con las autoridades preparadas para recibir hasta 400 víctimas mortales, muchas más de las 217 halladas hasta ahora.
Un día después de una jornada caótica en la que los reyes de España y el presidente del Gobierno fueron recibidos con insultos y bolas de barro por una población desesperada e iracunda en una de las localidades afectadas en la región de Valencia, la prioridad sigue siendo la localización de los desaparecidos y la identificación de los cadáveres.
Para ello, el jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), actualmente desplegada en Valencia, explicó que prevén una morgue para 400 cuerpos, casi 200 más de los que constan en el balance actual.
“Hemos previsto una morgue que hoy tiene capacidad para 400 fallecidos”, explicó Javier Marcos, general jefe de la UME, en una conferencia de prensa en Madrid.
“Estos fallecidos no se encuentran en unas condiciones, como pueden imaginar, de normalidad (…). Necesitan un espacio digno, una atención digna”, ahondó Marcos.
Los juzgados ya han autorizado la entrega “de cerca de medio centenar de cuerpos” de fallecidos a sus familias, informó el Tribunal Superior de Justicia de Valencia en la red social X.
Millones de litros de agua
Una de las mayores preocupaciones es el estacionamiento subterráneo de Bonaire, el centro comercial de Aldaia, una localidad de 31.000 habitantes en las afueras de Valencia.
“Ahora mismo el centro comercial está devastado en la parte superior. Y la parte inferior es una incógnita terrible. No tenemos la certeza de lo que vamos a encontrar”, afirmó a la televisión pública TVE el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján.
El general-jefe de la UME dijo que “todas las capacidades de las Fuerzas Armadas para achicar ese aparcamiento están en marcha, pero hay millones de litros”.
Los buzos lograron entrar en el estacionamiento, y al final de la mañana la policía informó que no se encontraron cuerpos en los primeros 50 vehículos inspeccionados.
La agencia estatal de meteorología, la Aemet, dio un respiro al asegurar que la “crisis meteorológica” sobre Valencia había terminado, pero la preocupación se desplazó al norte, hasta Barcelona, donde se decretó durante unas horas la alerta roja.
Las lluvias torrenciales en Barcelona llevaron a suspender durante unas horas el tráfico de trenes de cercanías, y a anular 153 vuelos en el aeropuerto de Barcelona, según comunicó el ministro de Transportes, Óscar Puente.
“Nací aquí y lo he perdido todo”
La crecida provocada por las lluvias del martes ha dejado al menos 217 fallecidos en España, la casi totalidad de ellos (213) en Valencia, en el este. Tres personas murieron en la vecina Castilla-La Mancha y una más en Andalucía.
Las autoridades advierten que el número de víctimas seguirá aumentando, y no han dado de momento una cifra de desaparecidos.
En las localidades más afectadas por las inundaciones, la población muestra angustia e irritación, con calles todavía bloqueadas por pilas de automóviles o muebles que arrastró la corriente y zonas aún sin electricidad ni señal telefónica.
“Nací aquí y lo he perdido todo”, dijo a AFP con la voz quebrada Teresa Gisbert, una mujer de 62 años en Sedaví, una localidad de 10.000 habitantes al sur de la ciudad de Valencia.
En su vivienda, una línea oscura a más de un metro de altura recuerda hasta dónde trepó el agua el martes.
“Decían ‘alarma por agua’, pero tenían que haber dicho que era una riada”, lamenta esta mujer, quien como muchas otras personas se quejan de la tardanza en las alertas emitidas a la población el día de la catástrofe.
Día de furia
La rabia quedó plenamente visible el domingo, cuando los reyes de España, Felipe VI y Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe del gobierno de la región de Valencia, Carlos Mazón, fueron recibidos con gritos de “asesinos” y lanzamiento de bolas de barro, palos y otros objetos en Paiporta, un municipio valenciano duramente golpeado.
En medio de la tensión, Sánchez fue evacuado y Mazón se retiró poco después, pero los reyes, con la ropa y el rostro manchado de barro, se quedaron un rato intentando dialogar con la gente, protegidos por sus guardaespaldas que fueron zarandeados constantemente.
Finalmente se retiraron del lugar y cancelaron la visita a otra localidad damnificada.
El ministro de Transportes reconoció al canal La Sexta que fue “un error” haber organizado esta visita sin tener en cuenta “la indignación que se iba a encontrar la comitiva”.
Debido al mal estado de las carreteras y al día lluvioso, las autoridades mantuvieron este lunes las restricciones de circulación en varias vías de la región de Valencia, donde los colegios permanecerán cerrados.