La pregunta que más le hacen a un doctor que atiende a pacientes oncológicos y con obesidad es si realmente una persona con cáncer puede consumir pan.
El médico Mauricio Londoño señala que la interrogante que a diario le formulan parece tener respuesta en un metanálisis, que, en este caso, es una revisión de al menos 24 publicaciones científicas.
Para esas publicaciones analizaron y estudiaron si comer pan podía aumentar el riesgo de cáncer y tuvieron en cuenta muchas de las dudas que la gente expresa en redes.
Qué determinó la ciencia sobre el consumo de pan por parte de pacientes con cáncer
Según Londoño, los investigadores analizaron aspectos como estos:
- El índice glucémico
- Si era pan blanco o integral
- El compuesto acrilamida, que tiene el pan y supuestamente es cancerígeno
¿La respuesta cuál fue?
“No hay evidencia científica para decir que comer pan aumenta el riesgo de cáncer”, asevera Londoño, quien ayuda pacientes con cáncer, diabetes,obesidad y autoinmunes.
«El consumo de pan no se asocia a un mayor riesgo de cáncer en lugares específicos», Dr. Mauricio Londoño al hablar del metanálisis
Precisa el especialista dos puntos de la conclusión de la publicación:
- Es probable que las toxinas térmicas producidas en el pan en las cantidades consumidas habitualmente tengan poco o ningún impacto en la incidencia o mortalidad por cáncer.
- El consumo elevado de pan integral “se asocia a un menor riesgo de mortalidad por cáncer total y de incidencia de cáncer colorrectal.”
Comer pan es una decisión personal
Resalta Londoño que comer o no consumir pan es una decisión personal.
Destaca el doctor que si incluye el pan en un patrón de alimentación saludable no tiene por qué tener problemas.
Señala La Nación que, según la OMS, las personas pueden consumir hasta 250 gramos de pan por día dentro de una alimentación saludable, lo que equivale aproximadamente a una baguette (pan francés de tipo flauta, barra o canilla).
Y sobre el aporte nutricional del pan informan que “proporciona vitaminas del grupo B (como tiamina o B1, riboflavina o B2, entre otras), hidratos de carbono, una cantidad mínima de proteínas y minerales como fósforo, potasio y magnesio.