El caso de la muerte violenta ocurrida el pasado 2 de marzo en la habitación 443 del cuarto piso del hospital Abel Gilbert Pontón se concretó porque dos guardias de seguridad y un empleado de mantenimiento ayudaron a los sicarios que propinaron varios disparos a Marvin Maximiliano Vergara San Martín, de 29 años, quien ingresó el pasado 28 de febrero por una herida de bala.
Los trabajadores de la casa de salud detenidos son Ángel Figueroa Quinde, de 25 años, Francisco Criollo Montalván, de 47, y Pedro Mascote Suárez, de 46. Una mujer también forma parte de la lista de sospechosos.
El escape de quien disparó fue por el área de hospitalización (antigua sala de emergencia) situada en las calles 29 y Oriente. El hecho criminal se registró a las 14:30 aproximadamente, según las autoridades.
“Cámaras de seguridad del hospital captaron que uno de los criminales ingresó durante la madrugada. Un empleado de mantenimiento lo hizo entrar por el área de emergencia y lo llevó hasta el interior del hospital. Los guardias encargados de dicho acceso permitieron que ingresara en una hora inusual, no lo registraron, ni verificaron su identidad. Ya adentro se reunió con su cómplice”, indicó el investigador.
Afirmó que, posiblemente, los aprehendidos son parte de una organización criminal y que uno de ellos, durante su versión, manifestó que fue contactado a través de una tercera persona y que sabían que los hombres que entraron estaban armados. Los hicieron ingresar con anticipación. Solo uno entró a la habitación donde estaba el herido. El otro se quedó en las escaleras, de campanero”, manifestó el agente.
Con respeto a las dos armas con las que cámaras de vigilancia captaron a uno de los criminales durante su huida, afirmó que una de las pistolas era del asesino y la otra del cabo segundo de la Policía, quien recibió un tiro en el abdomen al intentar repeler el ataque contra Vergara.
El gendarme custodiaba a otro paciente y al oír los disparos intervino contra los sicarios.