El aumento del uso de los drones en la agricultura llama la atención de los jóvenes en el campo. Aprender a volar estas máquinas, que pesan 150 kilogramos y miden tres metros de hélice a hélice, requiere dos permisos:
- Un certificado de estudios de una Escuela de Conducción
- Permiso especial otorgado por la Dirección de Aviación Civil para fumigar
Luis Fernando Armas, gerente general Aeronaut Systems, dio más detalles:
“El requisito que está establecido, es ser ecuatoriano, mayor de edad, tener formación básica de secundaria y desarrollar la capacidad”.
Cada semana llegan 10 alumnos a esta academia de pilotos, aprenden la reglamentación básica y, en 40 horas, manipulan los controles, despegan los drones, los desplazan y aprenden a usar los mecanismos para abrir los aspersores, esa capacitación cuesta.
Miguel Arias, director de DJI Academy Ecuador, nos cuenta los costos:
“Nuestro curso tiene un costo de USD 600 dólares más IVA, y dura cinco días”.
El aumento de alumnos, en esto coinciden las escuelas, es exponencial. En 2018 no existía personal certificado: hoy suman 900, un tercio es exclusivo para vuelo agrícola.
Las fincas pequeñas cada vez utilizan más estos servicios porque su valor es similar o menor que fumigar manualmente. Hay una diferencia: los trabajadores no terminan cubiertos de agroquímicos. Por eso, las empresas dedicadas a este servicio contratan solo a personal calificado.
Pablo Romo-Leroux, gerente Leroux Aeroservicios, indicó:
“En mi caso utilizo dos mujeres, una ingeniera que siempre trabaja conmigo y una operadora de dron que tiene cinco años con licencia”.
En cuatro escuelas de pilotos en la costa se comprobó que el 80% de sus alumnos tiene como principal motivación trabajar en la agricultura.