Alguna vez has sentido que estás condenado a una batalla interminable contra la báscula? A pesar de seguir dietas restrictivas y pasar horas en el gimnasio, los kilos siguen ahí, desafiando tu voluntad. Pero, ¿y si te dijera que la clave para perder peso no se encuentra únicamente en los alimentos que consumes, sino también en tus emociones?
Una destacada nutrióloga nos invita a explorar esta conexión poco conocida y nos revela cómo nuestras emociones pueden ser tanto nuestras aliadas como nuestras mayores enemigas en nuestro camino hacia un peso saludable.
Relación de las emociones y el peso
La nutrióloga energética Mónica Hefferan reveló a la revista Vanidades que el cuerpo es capaz de aumentar o bajar de peso fácilmente, cuando se acumulan y no se procesan correctamente las emociones, algo que ella denomina como “kilos emocionales”.
El ejemplo más popular de los “kilos emocionales” es el estrés, un sentimiento que tiene diversos efectos en la salud metabólica y digestiva a nivel hormonal.
“El estrés secreta hormonas que hacen que el cuerpo acumule grasa”, explica la experta. “provoca que la digestión no sea óptima y sea ineficiente. El estrés hace que la tiroides se bloquee y no pueda secretar hormonas para convertir la comida de energía”.
De igual forma, la ansiedad es muchas veces la causante de que se sufran los atracones emocionales, en los que se come en abundancia para sentirse mejor, pero termina causando culpa y “perpetua” el problema, según Vanidades.
Esta es una situación que no se arregla con dietas porque no tiene su raíz en los hábitos alimenticios, sino en la gestión de las emociones y en la práctica de hábitos positivos, los cuales pueden ir desde dormir apropiadamente hasta mejorar la relación con la comida.