Un pesebre hecho de escombros, en el que yace un niño Jesús arropado por una kufiya palestina, recibe a los feligreses de una de las iglesias en Belén.
La ciudad palestina, en la que los cristianos creen que nació Jesús de Nazaret, canceló este año los festejos navideños.
Ni abetos llenos de adornos ni decoraciones ornamentan sus calles o su famosa plaza del Pesebre. Tampoco hay turistas o peregrinos que paseen su espíritu navideño por uno de los lugares más sagrados para el cristianismo.
“Quién puede tener ganas de celebrar si estamos destrozados por las imágenes que vemos a diario de niños siendo sacados de los escombros de Gaza”, reconoce a BBC Mundo Munther Isaac, pastor de la Iglesia Evangélica Luterana de la Natividad de Belén.
Desde que su congregación instalara el pesebre, la imagen del niño Jesús abrigado con el pañuelo palestino ha circulado ampliamente por las redes sociales, y el padre Isaac se ha visto inundado de solicitudes de entrevistas.