Machala no nació ayer… Nació del esfuerzo, del sol ardiente del sur y del sudor de hombres y mujeres que le dieron forma a una ciudad con alma. En sus campos, el banano creció como símbolo de vida y sustento. Y junto al banano, florecieron sueños, cosechas y esperanzas.
Un 25 de junio de 1824, Machala fue elevada a cantón. Fue un acto administrativo, sí… pero, sobre todo, fue un reconocimiento al carácter de un pueblo que ya sabía trabajar, producir y resistir. Su cercanía al mar no fue casualidad, fue destino. Desde Puerto Bolívar, Machala se proyectó al mundo. Se ganó un nombre, una reputación… y un título que lleva con orgullo: Capital Bananera del Mundo.
Pero Machala no solo es banano y camarón. Es cultura que respira en sus fiestas, arte que se dibuja en sus murales, identidad que se canta en sus calles. Hoy, Machala se transforma. Avanza con pasos firmes, construye ciudadanía, fortalece su tejido social. De la tierra al aula, del campo al emprendimiento.
Las nuevas generaciones no olvidan el pasado. Lo honran. Porque Machala es herencia… pero también es futuro. Cada 25 de junio, Machala se viste de fiesta. No solo para celebrar una fecha, sino para recordar quiénes somos y de dónde venimos.
Machala, ciudad que creció entre el mar y el campo. Que se alza orgullosa, resiliente, bananera, orense… ecuatoriana.