La tuberculosis se propaga con fuerza en la cárcel de Machala, donde 182 reclusos han sido diagnosticados con la enfermedad, según un informe reciente del Ministerio de Salud Pública (MSP). Esta penitenciaría es ya la segunda con más casos de tuberculosis a escala nacional. Familiares de los privados de libertad advierten que el hacinamiento es el principal factor que facilita la expansión de la bacteria.
El centro penitenciario fue diseñado para albergar a 800 personas, pero actualmente mantiene a más de 1 400 internos, de acuerdo con estadísticas del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI). A esta sobrepoblación se suma la falta de ventilación adecuada en las celdas, lo que convierte al lugar en un ambiente propicio para el contagio.
Aunque los familiares reconocen que ha mejorado la atención médica y la alimentación de los internos —en comparación con años anteriores marcados por la desnutrición—, consideran que esas medidas son insuficientes si no se resuelve la saturación de presos. De hecho, las visitas familiares están suspendidas desde hace casi un año para evitar nuevos brotes.
Una vez al mes, los allegados pueden entregar kits nutricionales, que incluyen vitaminas, suplementos alimenticios y hasta ocho litros de agua potable por persona. Aun así, aseguran que los recursos que proveen no compensan los riesgos de salud que enfrentan los internos, en especial quienes tienen el sistema inmunológico comprometido.
Ante la situación, el MSP ha recomendado al SNAI crear pabellones especiales para aislar a los presos contagiados. Sin embargo, las autoridades reconocen que la implementación de esa medida es compleja debido a la antigüedad y el diseño estructural del centro carcelario.
Con información de: Ecuavisa