La investigación sobre el asesinato de Stalin Armando Blacio Segarra, de 32 años, llevó a la Policía Nacional a realizar el allanamiento de su vivienda. Allí se descubrió un arma de fuego calibre 9 milímetros, cargadores de pistola y un dispositivo tipo caracol capaz de almacenar hasta 100 balas, lo que sugiere un entorno relacionado con actividades delictivas.

Este crimen, ocurrido en el barrio San Jacinto, en el sur de Machala, está siendo tratado como un ataque direccionado, presuntamente vinculado a la lucha territorial entre grupos delincuenciales organizados, según las primeras conclusiones policiales.

El incidente se registró la tarde del sábado, 4 de enero, en el marco de una celebración comunitaria que había reunido a decenas de personas para disfrutar de actividades familiares y culturales. El evento, que incluía un “año viejo gigante” y espectáculos para niños, fue abruptamente interrumpido por el ataque.

Blacio, quien llegó al lugar en motocicleta, habría dado varias vueltas alrededor del sitio antes de estacionarse en una esquina. Minutos antes, testigos observaron a dos individuos haciendo un recorrido similar, como si estuvieran inspeccionando el área.

Cuando Blacio parecía estar distraído, los presuntos atacantes aprovecharon el momento para acercarse y dispararle repetidamente en la cabeza, dejándolo sin vida al instante. La escena se tornó caótica, con asistentes y artistas huyendo en busca de refugio mientras los agresores escapaban rápidamente.

La cercanía de una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) permitió que los agentes llegaran en pocos minutos. Tras confirmar el deceso de Blacio, procedieron a cubrir su cuerpo con un cartón y acordonar el lugar para preservar las evidencias.

El evento, que prometía ser una jornada cultural, quedó truncado. Artistas que iban a participar en el espectáculo decidieron recoger sus equipos y retirarse mientras los investigadores recolectaban diez indicios balísticos esparcidos en la escena.

El historial judicial de Blacio ha sido un elemento clave en las pesquisas. Según un informe oficial, contaba con seis procesos legales entre 2015 y 2022 por delitos de robo, robo calificado y tráfico de drogas, lo que refuerza la hipótesis de una venganza o ajuste de cuentas.

Los vecinos del sector lamentaron no solo la pérdida de una vida, sino también la interrupción de una actividad que buscaba unir a la comunidad. Sin embargo, expresaron su preocupación por el recrudecimiento de la violencia en la zona.

Las autoridades continúan investigando el caso, con énfasis en los vínculos de Blacio con grupos delictivos, en un intento por desarticular las redes responsables de este y otros hechos similares.