La tarde y noche de este lunes 22 de septiembre las manifestaciones fueron más violentas, particularmente en Imbabura. Personas encapuchadas con escudos metálicos y tubos lanzacohetes artesanales fueron captadas disparando contra la fuerza pública.
Se mueven en grupos de tres y hasta cuatro personas, saben cómo protegerse, apoyarse y disparar; están provistos con la suficiente cantidad de pólvora a sus espaldas para atacar a militares y policías.
Intentaron también derribar al helicóptero del Ejército, esperaron que este cada vez más cerca de la zona de aterrizaje e hicieron varios disparos.
Así, la protesta social ha ido subiendo de tono. Los encapuchados también destruyen la propiedad privada para obtener proyectiles. En medio de los manifestantes hay gente a la que le molestan las cámaras o las fotografías.
Para el gobierno esto no es una manifestación normal: habla de infiltrados con vínculos directos a una estructura criminal transnacional. Esta mañana mostró los rostros de dos detenidos extranjeros que, según el régimen, pertenecen a la organización criminal “Tren de Aragua”.
“No estamos frente a actos de protesta que repito son totalmente legítimos, estamos viviendo en este momento actos de terrorismo”.
El presidente Noboa mostró en su cuenta de X el encarcelamiento de 11 de los 47 detenidos que hay hasta ahora en la segunda jornada del paro. En su mensaje dijo que quedaron en evidencia: financiados y rodeados por criminales del Tren de Aragua. Y agregó que se trata de las mismas mafias de siempre, a las cuales les son incómodos.
Al presidente de la Conaie, Marlon Vargas, se le consultó sobre las formas y los métodos de la protesta. Él dice que son gente infiltrada por el gobierno, que busca el caos para culparlos.
“Siempre han hecho eso, el mismo estado se camufla para luego echar la culpa a la Conaie y sus estructuras, eso no vamos a permitir”.
El gobierno ha reiterado que las denuncias contra los detenidos serán por terrorismo. También en las redes sociales circulan videos como este: un camión militar persigue a un manifestante, que se sube a una camioneta que recibe un disparo.
Así, la primera jornada deja un número indeterminado de heridos, cuantiosos daños materiales y pérdidas económicas que van sumando.