Desde el aire, el helicóptero militar avanza con sigilo. Bajo él, la frágil y extensa frontera sur que abarca 1 529 kilómetros desde el Pacífico hasta la Amazonía.
Pero el foco del conflicto se centra en El Oro en Ecuador y Tumbes en el Perú, donde 148 kilómetros esconden al menos 34 pasos ilegales y decenas más que nunca aparecen en los registros.
El río casi seco es la pista perfecta para el desfile de camiones, camionetas y tricimotos que cargan combustible ecuatoriano hacia el lado peruano.
De pronto, aparece un camión que acelera en medio de la nada y se interna en un estacionamiento improvisado con once vehículos esperando su turno. Los contrabandistas notan la presencia militar y algunos cruzan el río y huyen a Perú.
En tierra, la alerta llega a las tropas. Ochenta soldados salen del cuartel y se movilizan en vehículos blindados. Les toma más de 40 minutos abrirse paso por caminos estrechos y polvorientos.
La caída de la tarde acelera la marcha. Sin luz, sin señal de celular, el contrabando se camufla entre la espesa vegetación y ráfagas de disparos. Algunos conductores retroceden, otros alcanzan a cruzar la frontera.
A los contrabandistas les toma menos de un minuto cruzar un paso clandestino. A 40 metros están los camiones, camionetas y motocicletas, pero están en territorio peruano, donde no puede pasar el Ejército ecuatoriano.
En el lugar hay cuatro covachas, pero detrás de una pared falsa aparece la primera bodega clandestina llena de bidones repletos de diésel. En otra, tanques de gas doméstico.
«Son aproximadamente 800 galones de combustible y aproximadamente 40 bombonas de gas», menciona el jefe de Inteligencia Brigada El Oro
En el patio, veinte personas en el suelo. Ninguna es detenida porque no estaban junto al cargamento. Ellos juran que no saben nada. Así que solo los tanques y el gas fueron decomisados.
«Trabajan con campaneros, ya detectan la presencia del personal militar y ya comienzan a tomar contacto y el resto que está justo en los pasos ilegales ya salen del lugar», explica el comandante de Batallón de Infantería en Arenillas
Con la luz del día, los agentes de inteligencia militar encontraron dos camiones. Los conductores huyeron, pero quedaron como evidencias tres mil galones de diésel cerca del canal internacional. El combustible estaba en doce bidones de 250 galones cada uno.
En lo que va de 2025, las Fuerzas Armadas han incautado un millón 22 mil galones de combustible, valorados en USD 21,5 millones, el doble de lo decomisado en 2024. Cada año, el país pierde cerca de USD 200 millones por este delito. Pese a que se eliminó el subsidio del diésel, el contrabando continúa.
Hay tramos donde el canal internacional es vigilado por carpas improvisadas de la Policía peruana y retenes del Ejército ecuatoriano, pero los pasos clandestinos siguen siendo un corredor permeable dominado por los grupos narco-criminales Los Lobos y Los Choneros.
Desde hace un mes, el Ejército ha reforzado la zona con inteligencia llegada de otras provincias y drones de largo alcance. Pero el territorio se muestra incontrolable, entre la vegetación espesa, las casas pegadas al límite internacional y la velocidad del contrabando.