La semana pasada, el fuego consumió una casa en el norte de Guayaquil, todo apunta a un cortocircuito durante los apagones, su dueña de 70 años se salvó de morir.
No corrió la misma suerte una niña de seis años quien falleció asfixiada el 11 de noviembre en el sur de la ciudad. El incendio comenzó luego de un apagón.
En Ecuador, los cortes de energía eléctrica incrementan el riesgo de los siniestros en las zonas donde las conexiones son antitécnicas: ya sea porque los cables han pasado su vida útil o porque se enganchan clandestinamente pues roban electricidad.
En el norte de la ciudad, hay 25 invasiones, la mayoría recibe luz por medio de cables directamente conectados a los postes de alumbrado. El hilo conductor de electricidad está sobre cañas, rodeado de plásticos, botellas y hojas de zinc.
La Corporación Nacional de Electricidad (CNEL), que es la distribuidora eléctrica con más clientes en el país, reporta 193 mil conexiones ilegales, la mayor cantidad, es decir, 154 mil, están en Guayaquil.
Por su parte, los Bomberos indican que han tenido más emergencias desde que empezaron los racionamientos sobre todo donde no hay transformadores. Ahí la energía regresa con fuerza, pudiendo causar cortocircuitos.
Las conexiones antitécnicas están principalmente en las zonas de difícil acceso donde las casas son de caña y madera, por lo que los incendios se expanden con mayor facilidad.