El próximo 8 de septiembre el planeta volverá a unirse para celebrar el Día Internacional de la Alfabetización (DIA), una fecha instaurada en 1967 con el fin de recordar a gobiernos, profesionales de la educación y a la sociedad en general que la alfabetización no solo es una herramienta académica, sino un derecho humano fundamental y la base para una vida más justa, pacífica y sostenible.
La alfabetización abre la puerta al disfrute de otros derechos, amplía las libertades individuales y fortalece la ciudadanía global. También sienta los cimientos para adquirir conocimientos, valores y actitudes que promuevan una cultura de paz duradera, basada en la igualdad, la justicia, la solidaridad y el respeto a la diversidad.
Sin embargo, los desafíos siguen siendo enormes. De acuerdo con las cifras más recientes, al menos 739 millones de jóvenes y adultos en el mundo carecen todavía de competencias básicas de lectura y escritura. En paralelo, cuatro de cada diez niños no alcanzan el nivel mínimo de competencia lectora, mientras que 272 millones de niños y adolescentes permanecían fuera de la escuela en 2023.
Frente a este panorama, la comunidad internacional insiste en que garantizar el acceso a una educación inclusiva y de calidad no es solo una meta de desarrollo, sino una condición indispensable para construir sociedades más equitativas y resilientes.
El 8 de septiembre, más que una conmemoración, es un llamado a acelerar compromisos y acciones para que la alfabetización deje de ser una deuda pendiente y se convierta en una realidad para todos.