Reconocido mundialmente como uno de los países más megadiversos del planeta, Ecuador alberga una riqueza natural extraordinaria. Su geografía única, moldeada por cordilleras, ríos, mares y ecosistemas tan singulares como las Islas Galápagos, ofrece un refugio privilegiado para miles de especies. Sin embargo, esa biodiversidad enfrenta amenazas crecientes.
Entre los tesoros naturales más delicados y sorprendentes del país están los colibríes, aves diminutas que parecen suspendidas entre el mito y la ciencia. Ecuador es hogar de varias especies que no existen en ningún otro lugar del mundo. En esta ocasión, destacamos cuatro especies endémicas que se encuentran en peligro crítico de extinción, en gran parte por la pérdida de su hábitat natural y el tráfico ilegal de fauna silvestre.
1. Colibrí Estrella de Garganta Azul (Oreotrochilus cyanolaemus)
Descubierta recientemente en 2018, esta especie habita exclusivamente en una estrecha franja de páramos del sur del país. Su nombre se debe al brillante tono azul metálico en su garganta, que resplandece como una joya al contacto con la luz. Se estima que quedan menos de 300 individuos.
2. Metalura Gorgivioleta (Metallura williami primolina)
Conocido también como colibrí de garganta púrpura, este ave habita principalmente en los bosques nublados andinos. Su plumaje oscuro contrasta con el intenso violeta de su garganta, una característica que lo hace inconfundible. Su número ha disminuido alarmantemente debido a la fragmentación del bosque.
3. Estrellita Esmeraldeña (Chaetocercus berlepschi)
Endémica de la provincia de Esmeraldas, esta pequeña ave habita los remanentes del bosque húmedo tropical del norte costero. Su belleza y rareza la convierten en un símbolo de la fragilidad de los ecosistemas ecuatorianos costeros. La deforestación acelerada es su principal amenaza.
4. Zamarrito Pechinegro (Eriocnemis nigrivestis)
Este colibrí andino, de pecho oscuro y patas cubiertas de plumas blancas, ha sido catalogado en varias ocasiones como «posiblemente extinto». No obstante, recientes avistamientos han renovado la esperanza para su conservación. Vive exclusivamente en el norte de los Andes ecuatorianos, en altitudes que superan los 3.000 metros.