Cada 12 de diciembre se celebra en México y en varios países de Latinoamérica a la Virgen de Guadalupe, quien es sinónimo de culto, veneración y oración, a la vez que funge como Patrona de América Latina. En este 2023, la ‘Morenita’ cumple 492 años desde su aparicón.
Conocida también como ‘Morenita del Tepeyac’, la Virgen de Guadalupe es una parte fundamental en la vida de miles de devotos en todo el mundo durante todo el año, en sus hogares, iglesias, oraciones y vida comunitaria.
La historia de esta celebración para la religión católica inició en México; sin embargo, como mencionamos previamente, es una “fiesta” que se ha extendido al resto de América Latina y en diversos rincones del mundo. A continuación, te contamos a historia que dio inicio a siglos de arraigada devoción guadalupana.
¿Por qué se conmemora a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre?
De acuerdo a documentación histórica que certifica la historia de la Virgen de Guadalupe, el culto a la venerada imagen de María tiene su origen remoto en el cerro de Tepeyac, hace exactamente 492 años.
La narración del relato indica que en un santuario prehispánico, ubicado en la colina de la cadena montañosa que conforma la Sierra de Guadalupe, la madre de Jesús hizo su aparición en reiteradas oportunidades ante la presencia de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, un campesino originario de la región conocida como Gran Chichimeca.
Tras su primera aparición en 1531, la Virgen de Guadalupe le ordenó a Juan Diego que visitara al primer obispo de México, Juan de Zumárraga, con el objetivo de transmitirle el mensaje de que le edifiquen un templo.
El obispo mostró incredulidad en la palabra de Juan Diego y mucho más con el encargo de María, por lo que pidió que le demuestre lo que estaba aseverando.
La Virgen de Guadalupe, en su última aparición ante Juan Diego, le dijo que en su ayate (tela rala de algodón) colocara las flores que hizo brotar milagrosamente en pleno invierno en un cerro de Tepeyac y que luego abriera el manto agrícola frente a Juan de Zumárraga.
Finalmente, el 12 de diciembre de 1531, Juan Diego hizo caso a las instrucciones de la Virgen y llevó las rosas ante el obispo Zumárraga, quien lo recibió y presenció cómo, según los creyentes, al momento de dejarlas caer de su manto se reveló la imagen que todos conocemos de la Virgen de Guadalupe.