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Damnificados dejaron los albergues, pero piden ayuda, tras cumplirse un mes del aluvión en Piñas

Es lunes 31 de marzo de 2025 y en el cantón Piñas, provincia de El Oro, aún hay dolor por el aluvión que cobró dos vidas, dejó destrucción y decenas de damnificados. Los damnificados han salido de los albergues, pero aún esperan ayuda pública, tras el ofrecimiento de bonos y casas nuevas.

La torrencial y ensordecedora lluvia de la noche del 28 de febrero intensificó los temores de los habitantes de este tranquilo cantón de El Oro. Aunque días antes algunas zonas ya habían sido afectadas por las lluvias del invierno que obligaron la declaratoria de emergencia.

Pero esa noche fue peor que lo que había ocurrido los días previos. El agua que descendió de las montañas, destruyó e inundó casas, decenas de familias fueron evacuadas a los albergues y dos personas fallecieron.

Los damnificados iban sumando y se habilitaron seis albergues y refugios:

  • San Vicente de Paúl: ocho familias (38 personas)
  • Coliseo José Gallardo Moscoso: 39 familias (120 personas)
  • Albergue de la Unidad Educativa San José: 33 familias (116 personas)
  • Refugio San Roque: cinco familias (10 personas)
  • Refugio de la ciudadela 12 de Octubre: seis familias (12 personas)
  • Refugio San José: 33 familias (116 personas)
  • Transforgram: ocho familias (18 personas)

Este lunes 31 de marzo, 31 días después del aluvión, los últimos huéspedes salían del que fue el albergue de la escuela San José.

Una de las familias lo hacía en medio de la necesidad latente tras haber perdido su casa que era una herencia familiar. Rosa Amada Ríos Reyes junto a su hija Martha y sus nietos alistaba los enseres que les dieron. Salía de una de las aulas que la acogieron desde el 1 de marzo.

El día de la emergencia no tenían a dónde ir, pasaron la noche en el Coliseo y regresaron a la casa a recoger algo que se podía salvar. Aunque en los primeros días recibió ayuda, luego les tocó comprar comida y gas por sus propios medios.

Recordó lo que vivió la noche del 28 de febrero y aunque aún espera un bono, aseguró que salía a arrendar una casa por su cuenta porque ya le pidieron dejar el albergue.

Francisca Campoverde vivía en la ciudadela Roldós donde una quebrada creció y arrastró piedras y todo a su paso. La noche del aluvión fue llevada a un albergue donde también recibió ayuda. Ella adecuó el nuevo espacio con una cocineta que le dieron y algunas cosas que recibió en el albergue.

Campoverde buscó un arrendamiento para trasladarse junto con su hijo y otros miembros de la familia. Ahora espera un bono para poder costear otros gastos. Estos son los testimonios de Rosa Amada y de Francisca Campoverde.

Fuente: Primicias

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