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El cuerpo humano es una compleja máquina compuesta por diversos tipos de tejidos, entre ellos, las grasas. Estas no solo son un depósito de energía, sino que también cumplen funciones importantes como la protección de órganos, la regulación hormonal y la absorción de vitaminas.
Existen diferentes tipos de grasa en el cuerpo humano:
Grasa parda: Se encuentra en el cuello, los hombros, el pecho y el abdomen. Su función principal es generar calor y mantenernos abrigados. Es la grasa más saludable.
Grasa beige: Se deriva de la grasa blanca y también ayuda a generar calor. Se considera una grasa beneficiosa.
Grasa blanca: Se encuentra en el pecho, el abdomen y los muslos. Proporciona energía al cuerpo y protege la piel y el esqueleto. Sin embargo, en exceso, aumenta el riesgo de enfermedades.
Grasa visceral: Se encuentra alrededor de los órganos internos. En cantidades adecuadas, protege los órganos, pero en exceso, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares e inflamación.
Las grasas «buenas» para la salud:
Grasa parda: La más saludable, ya que ayuda a quemar calorías y mantenernos calientes.
Grasa beige: Actúa como la grasa parda, ayudando a generar calor y mejorar el metabolismo.
Las grasas «malas» para la salud:
Grasa blanca: En exceso, aumenta el riesgo de enfermedades como la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
Grasa visceral: En exceso, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares e inflamación.
Es importante mantener un equilibrio saludable de las diferentes grasas en el cuerpo. Esto se puede lograr a través de una dieta balanceada, ejercicio regular y un estilo de vida saludable.
