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Este jueves se conmemora el Día Mundial de los Refugiados, una fecha proclamada por las Naciones Unidas para rendir homenaje a las personas que han sido obligadas a abandonar sus hogares a causa de conflictos, persecuciones o desastres naturales. Más que una efeméride, esta jornada representa un llamado urgente a la empatía, la solidaridad y la acción colectiva.
Según datos de ACNUR, actualmente más de 120 millones de personas en el mundo se encuentran desplazadas forzosamente, la cifra más alta registrada hasta ahora. Detrás de cada número hay historias de lucha y esperanza: madres que cruzan fronteras para proteger a sus hijos, jóvenes que sueñan con reconstruir sus vidas, personas mayores que cargan con recuerdos de un hogar perdido.
El lema de este año, «Esperanza lejos del hogar», resalta la necesidad de brindar oportunidades reales a quienes han debido empezar de nuevo en tierras desconocidas. Acceso a educación, empleo, servicios de salud y protección legal son pilares fundamentales para una integración digna y sostenible.
Diversas organizaciones humanitarias, gobiernos y comunidades locales han organizado actividades conmemorativas en todo el mundo, desde foros informativos y exposiciones fotográficas hasta ferias culturales y campañas de sensibilización en redes sociales.
En un contexto global donde los discursos de intolerancia amenazan con deshumanizar la migración forzada, esta fecha invita a recordar que ser refugiado no es una elección, sino una consecuencia. Y que la respuesta no puede ser el rechazo, sino la acogida.
