ADN logró bloquear al correísmo en la Asamblea. Esa organización, que entre el 2009 y 2017 dominó el legislativo y copó sus puestos directivos, esta vez fue solo espectadora de cómo el oficialismo hizo lo mismo y la dejó fuera de cualquier puesto de dirección.
Clave en la estrategia de ADN fue la legisladora Mónica Salazar, quien tras ser elegida en Los Ríos por la Revolución Ciudadana, la dejó por el gobierno. Sin ella, ese bloque quedó con 66 representantes y ADN, gracias a ella, con 67.
Ella fue la carta que usó ADN para dejar fuera del CAL al correísmo. Lo hizo de esta manera: como ella no se ha desafiliado de la Revolución Ciudadana, Ferdinand Álvarez hizo, por cuenta del oficialismo, una jugada: la candidatizó para el CAL como parte de un bloque que tiene más de 14 representantes, eso manda la ley y el golpe fue doble porque Álvarez fue un cuadro del correísmo.
Esa bancada protestó a gritos y durante la sesión ninguno de sus miembros tuvo la palabra.
Viviana Veloz, encargada de las negociaciones en busca de mayoría, no tuvo éxito pese a los intentos que hizo. El correísmo ofreció incluso la presidencia de la Asamblea a Pachakutik y al Socialcristianismo.
En los últimos esfuerzos durante la sesión la ayudaron Paola Cabezas y Blasco Luna. La bancada correísta esta vez tuvo que observar, como, desde el otro lado del hemiciclo, se administraba la estrategia para aislarla.
En dos oportunidades el correísmo amenazó con abandonar la sesión. No lo hizo y optó por no legitimar la elección de miembros del CAL, evitando participar en las votaciones.
Esa bancada que representa el 44% del legislativo se quedó sin cargos y ahora espera la decisión de ADN para saber qué puestos asignará a sus 66 miembros en las 15 comisiones legislativas. No se sabe si ADN le ofrecerá alguna presidencia.